viernes, octubre 20, 2006

Maradona y San Lorenzo

Se cumplen este viernes 30 años del debut en la primera división de Diego Armando Maradona, el mejor jugador de la historia, que estuvo muy cerca de vestir la camiseta azulgrana, allá por 1979, cuando Pelusa jugaba en Argentinos Juniors.


BUENOS AIRES.- Su cercanía con San Lorenzo ha quedado reflejada en la páginas del libro "Memorias del Viejo Gasómetro", del periodista Enrique Escande, que incluye una foto de Diego con el inolvidable goleador Rodolfo "Lobo" Fischer, la noche en la que se enfrentaron en el glorioso estadio de Avenida La Plata.
La nota tiene como antetítulo la frase "El hecho que pudo cambiar la historia", en la que se da cuenta de una gestión para que San Lorenzo comprara el pase de Maradona en 1978 por 600.000 dólares, finalmente frustrada por el presidente del club en ese entonces, Moisés Annan.
"La incorporación de Maradona estaba acordada, pero..." señala en su principal titular el artículo, que vale la pena reproducir en este aniversario de la aparición en escena del gran jugador en el fútbol: La situación económica de San Lorenzo era desesperante en el último tramo de los años setenta, pero los deseos de mudanza del barrio no cesaban, como tampoco retrocedía el berretín de los que luchaban a brazo partido para que el club se quedara en la Avenida La Plata. En esta lucha iban ganando los "progresistas".
Pero de repente, entre los "tradicionalistas" surgió una posibilidad de dar un golpe de timón al curso de esta situación. Ahora parece una cosa de locos, pero el asunto estuvo muy cerca de lograrse en 1979. La idea era obtener la transferencia de Diego Maradona, tenerlo en el equipo durante una o dos temporadas y traspasarlo a Europa, con lo cual se podría lograr el dinero suficiente para "modernizar" el estadio, levantar al club y encarar los tiempos que vendrían con mejor sustento.
Con discreción y cautela, dos dirigentes se contactaron con Settimio Aloisio, por aquel entonces dirigente y presidente de la Comisión de Fútbol de Argentinos Juniors. Hubo encuentros en Boedo y en La Paternal hasta que se decidió organizar una reunión formal en un sitio neutral. El lugar elegido fue un local comercial de Azcuénaga 1617, en el barrio norte, propiedad de Angel Martino.
El grupo de dirigentes sanlorencistas, formado por tres o cuatro, estuvo encabezado por vicepresidente Juan José Passo; por Argentinos asistió el propio Aloisio, mientras que Martino ofició como anfitrión. La reunión duró aproximadamente una hora y hubo acuerdo. El club de La Paternal transfería a Maradona por 600.000 dólares. Era notable la satisfacción de ambas partes y sólo quedaba la duda sobre la reacción que podría tener el ex general y represor Guillermo Suárez Mason, el hombre fuerte de Argentinos Juniors, que tomaba buena parte de las decisiones del club y que intentaba retener a Maradona a cualquier precio.
Cuando todo estaba acordado, Settimio Aloisio puso una única condición. "San Lorenzo no tiene una sola moneda, no nos vamos a engañar, así que nosotros queremos que el que firme sea Moisés Annan, y que avale la operación con su patrimonio", dijo el dirigente y posteriormente intermediario.
Camino de regreso a Boedo, los directivos de San Lorenzo recordaban que alguna vez un episodio ridículo había privado al club de contar en sus filas con Ricardo Bochini, cuando el pibe se fue a probar al Gasómetro y se produjo un desencuentro con Ernesto Duchini, que estaba a cargo de la incorporación de jugadores juveniles. Cansado de esperar desde la mañana temprano, el "Bocha" regresó a su Zárate natal a la tardecita sin haber logrado su propósito, jugar en el equipo de sus amores. "Esperemos que esta vez el diablo no meta la cola", reflexionó uno de los entusiasmados directivos que participó en la reunión con Aloisio.
Annan se negó terminantemente. "¿Seiscientos mil dólares? Hablemos en serio, señores", respondió el entonces presidente del club azulgrana. Maradona siguió en Argentinos Juniors, después pasó a Boca, dio el salto a Europa y se convirtió en el mejor jugador del mundo.

Otro de los numerosos errores cometidos por nuestros "sabios y honestos" dirigentes del pasado.

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